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El Sendero De La Locura - Parte 12.1

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RuledByRock's avatar
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No podía creerlo, estaba de vuelta, y con nuevos amigos que me ayudarían a derrotar al MI5, y a ese hijo de puta que me hizo tanto daño.


- Mejor salgamos de aquí. Este lugar es demasiado helado. - refunfuñó Chris.

- Aún no, primero debo hacer algo. - dije sacando mi cámara.

- ¿Qué harás? - preguntó Peter recomponiéndose.

- Tomar fotos y videos. - respondí.

- ¿Y por qué lo haces? - preguntó Rachel.

- Para mostrarle a Sam todo lo que he vivido.

- ¿Y quién es ese tal Sam? - preguntó Adam.

- Mi mejor amigo, una de las mejores personas que he conocido, y el único que me estuvo apoyando desde el principio, y ahora iremos a visitarlo. – respondí con un brillo especial en mis ojos.

- ¿Y cómo pretendes llegar hasta allá? Por lo visto estamos en una isla en medio de la nada. - preguntó Kate algo confundida.

- ¿Se te olvida que tenemos una nave espacial? - pregunté de vuelta, con tono soberbio.

- Ah, se me olvidaba. - respondió Kate algo fría.

- Bueno, será mejor que salgamos. Me imagino que no quieres activarla aquí dentro. – objetó Peter.

- Sí, tienes razón. - respondí.

- ¿Crees que esta tecnología nos ponga en peligro? - preguntó Chris.

- Lo dudo, esta nave está adelantada por lo menos 2000 años a la tecnología de este planeta. Algo debe tener este artefacto que permita camuflarnos y pasar frente a las narices del servicio secreto. - dije luego de meditar unos segundos.

- Me refiero a lo que pasó al salir de la colonia.

- Ah, bueno, estoy seguro de que así será, lo que pasó en esa ocasión fue por algo que no volverá a ocurrir. Debes estar tranquilo Chris. - respondí.

- Más te vale, Ian. Si algo nos ocurre en esa nave, nos quedaremos sin posibilidades de concretar este plan, morir en medio del océano, o simplemente ser descubiertos y asesinados. Cada paso que demos debe ser cuidadosamente pensado antes de ser ejecutado. Las circunstancias no permiten errores. - dijo Peter secamente.

- Tienes razón, pero algo extraño me pasó cuando estuve pilotando la primera vez. Es como si alguien hubiera evitado que condujera bien. Realmente no lo hice a propósito, y juro que esta vez no volverá a pasar. - dije con tono sereno.

- Espero que sea así. - dijo Rachel.


Salimos de la caverna y nos encontramos en medio de una isla totalmente desierta, con arena blanca, la cual era bañada por las olas. Las palmeras se mecían suavemente con el tibio viento tropical, y en el cielo, las aves revoloteaban como si nos estuvieran dando la bienvenida.

Por muy hermoso que el paisaje fuera, no debíamos quedarnos allí por mucho tiempo, por lo que saqué la segunda nave de mi mochila, la desplegué, y todos entramos a la cabina de mando. Pusimos nuestras cosas cerca de los asientos, me apuñalé la mano, y el líquido color carbón que salió de ella se transformó en una especie de tentáculo que me ayudó a controlar la nave.
Encendí la nave, la elevé y comenzamos el que quizás sería el viaje más importante y trascendental de nuestras vidas. En la consola que estaba frente a mí se desplegó un mapa que mostraba el planeta Tierra, en ese momento pude saber la localización exacta en la que nos encontrábamos:


- Chicos, nos encontramos en medio del Atlántico.

- ¿Qué es Atlántico? - preguntó Kate extrañada.

- El segundo océano más grande de este planeta. - respondió Peter.

- Danos un punto de referencia, Ian. - dijo Adam.

- Estamos a unos 1000 kilómetros al oeste de Cabo Verde. - respondí.

- ¿En cuánto tiempo llegaremos? - preguntó Chris.

- En unos 30 minutos, ya fijé las coordenadas para aterrizar en las afueras de Desire City, a unos 5 kilómetros de la casa de Sam. - dije con seguridad.

- Esta nave se mueve rápido. - dijo Rachel.

- Efectivamente, ahora puedo saber el real potencial que este bebé tiene. La vez que tuve ese problema que hizo que nos estrelláramos, sentía que iba a morir, y hasta este minuto me arrepiento por haberlos arrastrado hasta esto. Siento que las cosas pudieron haber salido mucho mejor de lo que salieron ese día, y realmente lo lamento. Lo siento mucho por hacer que casi murieran. - dije con voz quebrada, mientras mis ojos se ponían vidriosos.

- No te preocupes, Ian. Entiendo que eso fue algo que estaba ajeno a tu control, y te disculpo, después de todo, nos trajiste de vuelta. - dijo Peter con tono fraterno.

- No hay problema Ian. - dijo Kate.

- No hay nada que disculpar. - dijo Rachel.

- No te preocupes, muchacho. Sé que no quisiste matarnos al estrellarte. - dijo Mike.

- Tranquilo Ian. Solo me gustaría que William estuviera aquí con nosotros. - dijo Chris con nostalgia en su voz. Todos nos quedamos en silencio al escuchar esas palabras.

- Bueno muchacho, has aprendido de tu error. No hay problema. - dijo Adam levantándose de su asiento para pegarme una palmada en la espalda.

- Gracias muchachos, ustedes valen oro, y no hay palabras que realmente puedan expresar la gratitud que siento por todos. - dije emocionado.


La nave seguía su curso, y fui lo bastante cuidadoso para pasar lejos del espacio aéreo de cualquier país, y prontamente estábamos lo suficientemente cerca del espacio aéreo británico como para levantar las alarmas.


- Ian, ¿cómo se supone que salgamos de ésta ilesos? - preguntó Peter preocupado.

- Tranquilo, Peter. Mientras he estado manejando, he absorbido el conocimiento de cómo funciona exactamente esta nave. Tenemos un sistema de camuflaje que nos hace totalmente indetectables. Lo activaré de inmediato. - dije con seguridad.


Pasamos el límite aéreo de Inglaterra sin ningún problema, nadie nos detectó, ni nadie nos siguió, por lo que procedí a mantener el curso hasta Desire City como estaba planeado desde un principio. Llegamos a eso de las 9 de la noche a las afueras de la ciudad, donde aterricé la nave cuidadosa y suavemente.

Apagué el motor de la nave, saqué las manos de la consola, y el tentáculo que salía de mi mano derecha volvió a meterse bajo mi piel. Volteé y dije:


- Chicos, bienvenidos a Inglaterra. Estamos cerca de donde vive Sam.

- Espero que nada pase en el camino. - dijo Peter algo preocupado.

- ¿Cómo llegaremos sin ser vistos? - preguntó Kate.

- Hay una especie de sendero cercano que nos conduce a unos 300 metros del patio trasero de la casa. Deberemos seguirlo en total sigilo para llegar sanos y salvos. - dije seriamente.

- ¿Hay otra opción? - preguntó Chris.

- No, al menos que quieras ser atrapado por el MI5. - dije mirándolo secamente.

- Será mejor que comencemos a caminar, antes de que algo pase aquí. - acotó Adam.

- Tienes razón. Vamos. - dije.


Salimos de la nave y procedimos a desarmarla tocando el panel lateral. Ésta se encogió, la guardé y procedimos a caminar por el sendero que pasaba cerca de la casa de Sam.

La noche se hizo cada vez más oscura, pero la luna menguante hacía el camino un poco más visible.

El paisaje era realmente encantador: estábamos caminando por un prado, cercano a un bosque, la ciudad era iluminada monótonamente por el alumbrado público, la luna se reflejaba a lo lejos en el mar, y poco a poco nos acercábamos a la casa de Sam.

Continuamos caminando, cubiertos con ropa que no dejaba ver nuestros rostros, para evitar ser descubiertos, sin hablar, comunicándonos por señas, y completamente alertas de lo que pasaba a nuestro alrededor. Llevaba el DAPE en mi bolsillo, mi espada en una mano, y mi pistola en la otra.

Evitábamos quedarnos quietos por demasiado tiempo, y luego de una hora y media caminando, llegamos al lugar pactado.


- Estamos cerca. - dije en voz muy baja.

- ¿Hacia dónde vamos ahora? - preguntó Peter.

- Hay una calle que conecta este camino con el lugar donde Sam vive. Debemos seguir y doblar donde yo les diga ¿De acuerdo? - dije.

- Sí. - respondieron todos en voz baja.


Continuamos caminando por el sendero de tierra, y al llegar a la calle mencionada, doblamos todos a la izquierda. Caminamos sigilosamente por esa calle, y llegamos a la avenida en donde se encontraba la casa de Sam. Hice señas para que me siguieran, y caminamos por la acera hasta donde estaba la propiedad.

Llegamos a la puerta de acceso, toqué el timbre y esperé a que Sam abriera la puerta. Él abrió la puerta, salió, y nos quedó mirando a todos. Su mirada estaba demacrada, cansada y sin esperanza, como si no hubiera dormido bien en meses.


- Disculpa, ¿te conozco? - preguntó con un poco de temor.

- Sí. - dije.

- Descúbrete la cara. - dijo Sam.


Me descubrí la cara, y al ver Sam que era yo quien había llegado, su mirada se iluminó, pero al mismo tiempo una ira asesina corrió por su cuerpo. Me pegó un puñetazo en el rostro que me volteó la cabeza, y pasados unos segundos, me eché a reír en la misma posición en la que estaba, mientras volteaba la cara lentamente.

Sam gritaba iracundo:

- ¡¿TIENES IDEA DE CUÁNTOS PUTOS CONTACTOS UTILICÉ PARA TRATAR DE ENCONTRARTE?!  ¡¡HE HECHO HASTA LO IMPOSIBLE PARA DAR CON TU PARADERO, Y AHORA SIMPLEMENTE APARECES COMO SI NADA HUBIERA OCURRIDO!! ¡¿QUÉ MIERDA TIENES EN LA CABEZA?! ¡¿POR QUÉ TE FUISTE ASÍ COMO ASÍ?!

- Cometí un error, lo sé, lo lamento, pero habían razones que me forzaban a irme así. - dije con seriedad.

- ESO NO IMPLICA QUE DEBÍAS DESAPARECER SIN AVISARME. SE SUPONÍA QUE ÉRAMOS MEJORES AMIGOS, Y LOS MEJORES AMIGOS SE CUENTAN TODO. – gritaba Sam fuera de sí.

- Lo siento. Te extrañé. – dije con arrepentimiento, mientras abrazaba a Sam.

- …  -

- Hay cosas que me son imposibles de explicar aquí afuera, pero necesito que entiendas esto: hice esto con el dolor de mi alma, como última opción. Era eso o exponerte a que te pasara algo. – dije mientras aún abrazaba a Sam.

- Yo también te extrañé, pequeño. – dijo Sam correspondiendo el abrazo, mientras lloraba suavemente.

- Sam, ¿podemos entrar? Necesito hablar contigo, y por obvias razones, estar aquí afuera solo nos expone. – dije luego de un rato.

- Claro, pasen. Necesitamos hablar entre todos. – respondió Sam.


Pasamos todos a la sala de estar, y antes de cerrar la puerta, Sam miró a todos lados, asegurándose de que nadie estuviera viendo.


- Descúbranse la cara, no hay moros en la costa. – dijo Sam.

- Háganlo, chicos. Él es una persona de confianza. – dije, al observar que nadie se movía.
- Muy bien. – dijo Peter.


Todos procedieron a destaparse sus caras, y una vez que Sam pudo mirarlos a todos, preguntó:


- ¿Cómo se llaman todos ustedes? -

- Peter. –

- Adam. –

- Mike. –

- Rachel. –

- Kate. –

- Chris. –

- Encantado de conocerlos. Me gustaría saber cómo se toparon con Ian. – dijo Sam cordialmente.

- Bueno, todo comenzó el año 1999, cuando el MI5 nos obligó a explorar una extraña caverna en Perranporth, la cual nos llevó a un mundo totalmente surrealista. En medio de la misión, unos pájaros gigantes atacaron a la expedición, que era bastante numerosa. Muchos murieron, y solo 6 sobrevivimos. A nosotros 5, más un médico que estaba con nosotros. El ataque me separó del grupo por 15 años, hasta que Ian llegó y fuimos a buscar algún vestigio de la expedición. Llegamos a una caverna, donde el grupo se mezcló con los que ya vivían ahí, y el reencuentro ocurrió. Armamos un plan para regresar aquí, e Ian conoció a Kate, la integró al grupo, y partimos. En el último momento, el médico, que se llama William, decidió volver a la caverna por su cuenta, unos agentes nos persiguieron, y nos vimos en la obligación de llegar aquí sin él. – dijo Peter, con un tono de nostalgia en su voz.

- Interesante historia, me inquieta bastante que, al igual que Ian, ustedes hayan sido perseguidos por el MI5 también. – dijo Sam, bastante inquietado.

- Sí, ellos también fueron perseguidos, y sí, la cueva de Perranporth tiene una especie de portal que te traslada a un lugar totalmente extraño. Tengo evidencia que lo prueba, es un mundo fascinante, pero muy peligroso. Especialmente si no sabes lo que te puede cazar o lo que puedes comer sin que te haga daño. – conté.

- Me gustaría ver qué es lo que tienes para mostrar. – me dijo Sam.

- Sí, pero antes, me gustaría preguntarte algo ¿Cuánto tiempo desaparecí? – le pregunté a Sam.

- 2 meses y medio. – respondió, algo triste.

- Se sintieron como 7 meses. El tiempo allí corre más rápido. – dije.

- Es sin duda un mundo que sigue sus propias reglas. Me interesó bastante saber que cualquiera puede ir para allá. – exclamó Sam.

- No es tan sencillo, menos ahora que el MI5 y el MI6 lo saben. – dije de manera pesimista.

- Bueno, de todas formas me gustaría ver lo que has reunido en ese lugar. – dijo Sam.
Juntos vimos las fotografías, los chicos estaban maravillados, y me gustaba ver que todos se llevaran bien al fin.


Luego de un rato, le dije a Sam:


- Debo hablar contigo, en privado.

- Muy bien, vamos a la cocina a hablar.

- Mira Sam, las cosas son muchísimo más riesgosas ahora que el MI5 no solo tiene los ojos puestos encima de mí, sino que en todas las personas que están conmigo también. Corremos peligro, y han pasado demasiadas cosas extrañas entre el grupo y yo que me tienen los nervios de punta. Sé que William es malo, y está conspirando en nuestra contra, porque siempre se opuso a los planes que teníamos armados, además, sufrí una herida de consideración, que debió ser operada de inmediato. En esa operación, me inyectaron algo en la mano, algo que ahora es parte de mí. Es un líquido negro que ha reemplazado a mi sangre, un líquido que me ha permitido luchar…

- ¿A qué te refieres? – preguntó Sam extrañado.

- A esto. – dije mientras me apuñalaba la mano, y el líquido comenzó a salir, para luego meterse, y regenerar la herida. Sam estaba horrorizado.

- N… no sé q… qu… qué es eso, pero no me gusta nada.

- Eso no es todo, los agentes me persiguieron hasta ese extraño mundo, comenzaron a atacarnos cada vez más a menudo, y finalmente, William comenzó a mostrar su verdadera cara. El día en que vinimos, piloté una nave para acercarnos al lugar de destino, y William parecía estar controlando una especie de dispositivo, el cual, estoy seguro de que tenía que ver conmigo, porque comencé a sentirme fatal, y no pude seguir conduciendo. Nos estrellamos, y tuve graves problemas con el grupo por culpa de ese bastardo infeliz. – dije con rabia.

- Ya veo, pero ellos parecen confiar en el tal William. Pondré cuidado con lo que hacen. Pueden quedarse mientras todo esto pasa. – dijo Sam preocupado.

- Gracias hermano. – dije mientras lo abrazaba.

- De nada. Es bueno tenerte de vuelta. – dijo Sam alegremente.

- ¿Ha pasado algo por aquí mientras no estuve? – pregunté.

- … - La expresión de Sam pasó de la jovialidad, a la preocupación extrema. Palideció.

- ¿Pasa algo, Sam?

- Sí, ha pasado algo malo.

- ¿Qué cosa? – pregunté alarmado.

- Tiene que ver con tu familia. – dijo Sam.

- ¿Me delataron o algo así?

- No, algo mil veces peor. Vamos a la casa de tus padres, es mejor que lo sepas de ellos antes que de mí. – dijo Sam con tono sombrío.
Hola de nuevo queridos deviants :) (Smile) aquí traigo una nueva parte de El Sendero de la Locura. Espero que la disfruten ;) (Wink).

Capítulo 12: El Reencuentro - Parte 1/2

Al volver a Inglaterra, Ian se encuentra con alguien muy querido por él, y se entera de cosas impactantes.
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